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Molnupiravir: ¿júbilo o precaución?


En los últimos dos días, la prensa ha aclamado con júbilo un nuevo medicamento antiviral que "acaba con el COVID-19 en 24 horas". Para ejemplos, ver aquí y aquí.


Por supuesto que es motivo de júbilo la noticia de que tal medicamento existe. Sin embargo, una investigación hacia la fuente original de la información me lleva a pensar que es necesario cierta precaución antes de que siquiera se considere su uso en pacientes COVID-19. Veamos los hechos:


La prensa hace referencia a un estudio, publicado en Nature Microbiology por Cox y Colaboradores (https://www.nature.com/articles/s41564-020-00835-2#Sec1). El estudio, titulado "Therapeutically administered ribonucleoside analogue MK-4482/EIDD-2801 blocks SARS-CoV-2 transmission in ferrets (La administración terapéutica del análogo de ribonucleósido MK-4482/EIDD-2801 bloquea la transmisión de SARS-CoV-2 en hurones).


Para poder comprender los hallazgos del estudio y su relevancia en el contexto de COVID-19, primero necesitamos tener claras algunas cosas:


¿Qué es un "análogo de ribonucleósidos"?


Los ribonucleósidos son nucleósidos que contienen un azúcar ribosa. En general, se les llama de manera genérica nucleósidos. Y un nucleósido es una base nitrogenada con un azúcar. Hay cinco nucleósidos: citidina, uridina, adenosina, guanosina y timidina. Los nucleósidos carecen del grupo fosfato; una vez que se añade ese grupo fosfato en la célula, son convertidos a nucleótidos; en otras palabras en las cuatro "letras" que conforman el ADN (Adenina, Guanina, Citosina, Timina) o el ARN (Adenina, Guanina, Citosina, Uracilo). Esos nucleótidos se van pegando unos a otros para conformar el genoma, y cada vez que nuestras células se dividen, utilizan a los nucleótidos para copiar su ADN. Los virus utilizan este mismo mecanismo para copiarse. Requieren de los nucleósidos para que se vuelvan nucleótidos y les permitan copiar su genoma.


Por lo tanto, un análogo de nucleósido es uno de esos cinco nucleósidos sintetizado de manera artificial y ligeramente modificado. Este compite con el nucleósido original dentro del núcleo de nuestra célula. La intención es que, al estar modificado, interfiera con el copiado de la cadena de ADN (o de ARN, en el caso de algunos virus). Si detenemos el copiado del ADN o ARN del virus, ya no van a hacerse más copias del virus, y este a la larga va a ser eliminado de la célula.


Pueden leer más sobre los nucleósidos en el portal de PubMed (en inglés).


Si eso se sabe ¿por qué no se han utilizado antes análogos de nucleósidos para combatir a los virus?


¡Claro que se han utilizado! y no solamente para SARS-CoV-2. De hecho, el Remdesivir es un análogo de nucleósidos. Este tipo de fármaco se desarrolló en la década de los 50's para tratar infecciones de herpes virus a nivel local. Después un análogo de nucleósidos se propuso para tratar pacientes con cáncer (al ser una enfermedad caracterizada por la división descontrolada de células, el darles un producto que no deja que copien si ADN sirve para controlar el cáncer). Este se llamaba AZT (Azidotimidina, desarrollado por Jerome Horovitz en los 60's), pero fue tan tóxico para los pacientes que se dejó de usar. Dos décadas después se desempolvó y se comenzó a probar en pacientes con SIDA, y se volvió así el primer fármaco de este tipo para tratar una infección viral sistémica. Ahora existen muchos medicamentos de este tipo, utilizados para tratar pacientes con infecciones por Hepatitis B, Hepatitis C, varios tipos de herpesvirus, y VIH. Además, hay análogos de nucleósidos que se han propuesto y están siendo evaluados para Ébola, Influenza, SARS, MERS y SARS-CoV-2.


Si interfiere con mis propias células, ¿los análogos de nucleósidos pueden causar efectos adversos?


Por supuesto. De hecho, su toxicidad es bien conocida, y abarca problemas renales, musculares, neuronales y hepáticos. Se han publicado varios artículos al respecto. Por ejemplo, un estudio del año 2010 (Khungar y Han, Current Hepatology Report; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2861763/) hace hincapié en que es importante hacer más estudios de seguridad para los antivirales análogos de nucleóisidos, en particular en pacientes que tienen problemas hepáticos, disfunción renal, así como en pacientes de edad avanzada, niños y mujeres embarazadas.


Otras publicaciones independientes corroboran estos problemas potenciales de toxicidad. Por ejemplo:

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24372662/


En el contexto de la pandemia de COVID-19, ¿el molnupiravir podría ser un tratamiento efectivo?


Los resultados son prometedores, pero se realizaron en hurones. Hace falta tener los resultados de estudios rigurosos y controlados, doble ciego, en humanos, y evaluar la efectividad y la seguridad antes de considerar que es un tratamiento viable. Actualmente el molnupiravir está en esa fase de ensayos clínicos (fase II). Si los resultados son adecuados, entonces se tendría que proceder a la fase de manufactura. Actualmente no podemos considerar al molnupiravir como un fármaco demostrado ni uno que pudiera conseguir un paciente si así lo considerara su médico tratante.


Si el molnupiravir no ha demostrado aún ser efectivo, entonces ¿no hay nada que sirva como tratamiento de COVID-19?


¡Claro que sí! Diversos médicos están utilizando, con muy buenos resultados, tratamientos como macro dosis de Vitamina C, Vitamina D, Zinc, plata coloidal, ozono, dióxido de cloro, hidroxicloroquina, ivermectina; todos estos solos o en combinación con antiinflamatorios esteroidales. En un siguiente post cubriré el mecanismo por el cuál funcionan estos productos, y hablaré de los resultados reportados por quienes los están implementando.



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