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La prueba oficial de detección de casos de COVID-19.¿Un castillo de naipes?

Actualizado: 16 dic 2020

A finales de enero de 2020, un grupo de investigación de Alemania, lidereado por Christian Drosten, publicó en la revista científica Eurosurveillance, un estudio metodológico que proponía un ensayo molecular para la detección del nuevo coronavirus (en ese momento llamado 2019-nCoV). El argumento central de la publicación era que dado el brote del 2019-nCoV sería un desafío para los laboratorio de salud pública porque no había en ese momento aislados del virus. Por eso, su objetivo fue desarrollar un método diagnóstico robusto para que lo utilizaran los laboratorios en todo el mundo. Esta publicación (disponible aquí) fue la que oficializó la Organización Mundial de la Salud y que la mayoría de los países, incluyendo México, adoptó como la prueba oficial.


Dicha prueba ha detectado al día de hoy más de 68 millones de "casos de COVID19" (infectados por SARS CoV-2), y han sido la base y la justificación para las medidas drásticas de aislamiento, cuarentena, cierre de negocios, e incluso, para la justificación de una elaboración en tiempo récord de vacunas que ahora estamos por comenzar a recibir de forma mundial y masiva.


A pesar de que han pasado ya 10 meses desde el inicio del brote, y 8 desde que se declaró una pandemia, seguimos utilizando esa misma prueba. Sin embargo, hace unos días 22 científicos de instituciones de Alemania, Inglaterra, Japón, Estados Unidos, Suiza, Italia y Países Bajos, realizaron un estudio de revisión del artículo arriba mencionado, en el que encontraron 10 errores metodológicos y moleculares serios. Además, enviaron una carta a Eurosurveillance en el que piden que la revista retraiga la publicación del grupo de Dorsten. Este artículo lo pueden consultar en su idioma original aquí, y en una traducción al castellano, aquí, y la carta a Eurosurvelliance (en inglés) lo pueden consultar aquí. En este último documento pueden leer los comentarios de respuesta que han escrito miembros de la comunidad científica sobre el artículo mencionado.


En esta entrevista, grabada el 8 de diciembre de 2020 y realizada por TVUAQ, expongo esta situación:



A continuación, hago un recuento de los problemas metodológicos más serios que encontraron los autores en el estudio de Drosten. Es probable que para que tenga sentido el listado que indico, necesiten repasar el fundamento de la prueba. No es exhaustiva la lista, pero elegí los puntos que me parecen más importantes:


1) El diseño de los primers. Utilizaron concentraciones erroneas de los primers en sus reacciones. Normalmente las técnicas de RT-PCR utilizan concentraciones de 100 a 200 nM de cada primer. El estudio de Drosten utilizó concentraciones muy altas y muy variables (600 a 800 nM). Esas altas concentraciones llevan a amplificaciones inespecíficas y, por ende, pueden ocasionar falsos positivos.


2) Uso de primers y sondas degenerados. Esto quiere decir que tienen muchas bases que no son específicas. Es inusual haber utilizado tal cantidad de bases degeneradas, y lo que puede resultar con su uso es una amplificación inespecífica, y por ende, falsos positivos.


3) La elección de los sitios en el genoma de SARS-CoV-2 en donde diseñaron los primers no fueron los ideales ni los que recomienda la literatura. Al utilizar una prueba de RT-PCR para detectar una infección viral, es crucial intentar cubrir más partes de distintas secciones del genoma. Así se evitaría estar detectando solamente fragmentos virales, que podrían no tener potencial infeccioso.


4) Los contenidos de guanina:citosina (GC) de los primers - cruciales para una amplificación específica y eficiente - son demasiado bajos (dos de ellos de 28 a 31%, cuando lo correcto es entre 40 y 60).


5) La diferencia en la temperatura de derretimiento (Tm) de los pares de primers fue de 10 C. Este error significa que la amplificación casi con toda certeza será ineficiente, errónea o inespecífica.


6) Recomendaron realizar 45 ciclos en el proceso de PCR. Más arriba de 35 ciclos, la amplificación de cualquier fragmento es considerado inespecífico. Tampoco indicaron a partir de cuál ciclo de amplificación podría considerarse positiva a una muestra.


7) No reportaron haber realizado ninguna validación molecular (como correr en geles de agarosa con marcadores de peso molecular, o secuenciación de los productos).


8) La prueba no utilizó un control positivo (ARN aislado a partir del virus SARS-CoV-2) y tampoco hace referencia a ningún control negativo (por ejemplo, la amplificación del gen HE, que no tiene el virus SARS CoV-2, pero sí otros virus de la familia Coronaviridae).


Lo que esto significa es que la prueba no puede ser considerada ni específica ni sensible como para poder detectar infecciones por SARS-CoV-2.


Esto es tremendo, dado que todo - absolutamente todo - lo que ha propuesto la OMS y los gobiernos de todos los países del mundo se basan en esa prueba.


Además, el autor correspondiente de la publicación original (Christian Dorsten) y una coautora (Chantal Reusken) son editores de la revista donde fue publicado el estudio. Eso en sí mismo no es un problema, pero se vuelve un conflicto de intereses cuando queda en evidencia que el artículo fue enviado el 21 de enero, aceptado el 22 de enero y publicado el 23 de enero. Es decir, no pasó un proceso de arbitraje científico (la revisión por pares). La revista Eurosurveillance, desde su creación, no ha aceptado jamás un artículo en menos de 20 días (en promedio, 172 días para aceptación en 2019 y 97 días para aceptación en 2020). La única excepción es este artículo. Vuelvo a decirlo: eso quiere decir que todo lo que estamos viviendo en estos últimos meses se ha basado en un artículo que no fue sujeto a ningún tipo de revisión científica.


Hasta donde tengo conocimiento, Eurosurveillance aun no ha respondido a dicha solicitud, y habrá que esperar a que los autores del estudio original respondan a los cuestionamientos rigurosos que se les hicieron. (Nota: a cinco días de haber publicado esta entrada, la revista Eurosurveillance respondió. Pueden ver su respuesta aquí) y en la entrada de este blog publicada el 14 de diciembre de 2020, pueden ver la traducción a dicha respuesta).


Comprendo que conocer esta información puede generar enojo, confusión, o tal vez, una sensación de incredulidad. ¿Cómo puede ser posible que algo así se pase por alto? ¿Cómo puede estar sostenido el manejo de la pandemia en una técnica errónea? No es mi intención confundir ni alimentar ideas que podrían ser tildadas de 'conspiranóicas'... al igual que todas las otras entradas de este blog, mi intención es compartir los conocimientos que encuentro que tienen un sustento científico. La verdad, por más incómoda que sea, debe de ser conocida, aunque sintamos que hemos estado habitando un castillo de naipes que ahora se derrumba.


Cabe mencionar que el autor que lidereó el estudio original sobre la RT-PCR que autorizó la OMS, Christian Dorsten, en el 2014, cuando estudiaba al coronavirus causante de la epidemia de MERS, indicó en una entrevista realizada por la revista científica Science, que "las personas asintomáticas que habían tenido contacto con pacientes de SARS en 2003 no se les había realizado la prueba de PCR sino solamente anticuerpos, y que eso tendría que ser igual para MERS. La gente asintomática no debiera ser probada con la prueba de PCR".... "entre más muestras se procesen, más errores habrá".


De ninguna manera estoy diciendo (ni es lo que dicen los científicos que solicitan la retracción del estudio) que el virus no exista, ni que no haya gente que se haya enfermado (yo fui una de ellas) y también personas que han muerto. Me entristece profundamente su muerte porque cada muerte es una vida truncada y dolor para tanta gente que los ama. Sin embargo, la ciencia no se trata de aceptar como válido aquello que no es incómodo. La ciencia cuestiona y si los argumentos tienen sustento y se demuestra su validez, entonces el conocimiento cambia.


Si lo planteado por Borger y colaboradores se sostiene entonces habría un escenario diferente ya que el número de casos de COVID19 en el mundo serían muchos menos y, dado que es la misma prueba diagnóstica, la que junto con otras técnicas clínicas determina que fue una muerte por COVID19, probablemente los muertos por el virus SARS CoV-2 serían también muchos menos. Si esto fuera así, ¿considerarían que seguiría siendo justificado seguir en el estado de emergencia en el que nos encontramos? ¿Considerarían que hay motivo para que se apresure la autorización de emergencia de las vacunas si ese fuera el escenario?


Si después de leer este post, consultado las fuentes, consultado en otros sitios, hablado con médicos, académicos o investigadores científicos sientes que hay suficiente evidencia para considerar que tal vez el escenario que se nos ha dicho y que hemos creído desde hace 10 meses no sea lo que verdaderamente ocurre, quizás sea momento de cuestionar y de exigir respuestas.


Nota: el 13 de diciembre Animal Político publicó en línea un escrito en el que tachan de mentira o verdad a media lo que se presentó en la entrevista del 8 de diciembre. Sin presentar argumentos científicos que sustenten su juicio. Este escrito fue usado por Facebook para señalizar ese programa de Presencia Universitaria de la Universidad Autónoma de Querétaro como falso o parcialmente falso. El que un pasquín electrónico, escrito por reporteros sin formación científica, pueda lograr censurar a una universidad, es tremendo. Habrá que preguntarnos qué es lo que esto implica. Son tiempos raros.



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